Algunas consideraciones sobre cómo vender mi vivienda

12/11/2019 | Berta Esparza

Parece una tarea fácil para la que no es necesaria reflexión pero es algo más complicado y conlleva primero saber la respuesta a estas preguntas. 

 

¿Cuánto vale mi vivienda?

Para establecer el valor de la vivienda es esencial acertar con el precio de salida al mercado.

En primer lugar, hace falta un experto independiente para valorar la vivienda.

En segundo lugar, es clave que el experto, que lo mejor es que sea una agencia inmobiliaria especializada en la zona en cuestión, me dé a conocer toda la oferta inmobiliaria que hay en la zona en el mercado, indicándome las debilidades y fortalezas de mi vivienda con respecto a cada una de las que ofrece el mercado.

En tercer lugar, esa agencia inmobiliaria me debe proporcionar la relación de casas vendidas similares en mi zona para tener una idea de los precios de cierre que casi nunca coinciden con los precios de salida.

Por último y en función de todo ello, la agencia inmobiliaria me recomendará un precio de venta para salir al mercado y venderla, cosa que tratándose de un mercado como el actual en el que hay una demanda latente, el proceso de venta no debería llevar más de seis meses.

Equivocarse en el precio de salida es un error que me llevará a ofrecer la casa en un tiempo mucho más largo del esperado, y a tener que ir haciendo bajadas hasta que el comprador vea mi oferta con interés, lógicamente en ese escenario, mi posición de cara al comprador se debilitará.

Así que la estrategia de poner la casa a la venta como hacen muchos vendedores, con mucho tiempo porque “no tienen prisa“ en un precio superior a las valoraciones de los expertos en la zona  no es una buena estrategia de venta.

 

¿Debo confiar la venta de la vivienda a una inmobiliaria especialista en la zona?

Sin duda, y a pesar de los medios digitales y páginas web generalistas de viviendas a las que todos tenemos acceso, las inmobiliarias que trabajan la zona de mi vivienda tienen unos recursos que no tiene un particular:

- Una cartera de clientes forjada a lo largo de los años de la que un particular no puede beneficiarse.

- Filtro de visitas enseñando mi vivienda solo a potenciales compradores con capacidad e intención sería de compra.  Me ahuyentan los curiosos.

- Capacidad de marketing y publicidad de forma profesional, recurren a fotógrafos profesionales, videos y otras herramientas y me aseguran las primeras posiciones en mi anuncio.

- Colaboraciones con otros agentes inmobiliarios para llegar al más amplio espectro de clientes.

- Clientes de perfil alto gracias a  los contactos con empresas multinacionales que traen expatriados directivos y empresarios.

- Profesionalidad en la gestión de visitas y trato con el cliente. En este punto, resulta muy beneficioso confiar en una agencia de confianza porque volcando la responsabilidad de la venta en ella, la inmobiliaria se comprometerá con el vendedor en conseguir el objetivo. Si la gestión se da a numerosas inmobiliarias, ninguna se siente comprometida con el objetivo de venta.

 

Preparar la vivienda para ser visitada

La vivienda deber resultar como cualquier producto que nos están ofreciendo, un producto atractivo. Para ello, todo aquello que podamos hacer y esté en nuestra mano ayuda a vender. Estos son algunos ejemplos:

-   Ventilar la casa asegurándose de que no haya olores.

-   Descorrer cortinas, estores, etc., haciendo que entre la mayor luz posible por las ventanas.

-   Si la casa es oscura, asegurarnos de tener las luces encendidas cuándo entra el comprador.

-   Todas las persianas deben estar levantadas.

-   Elimina ruidos de tv, aspiradores, y otros que resulten molestos.

-  Cuanto más impersonal resulte mejor, tratar de tener pocos objetos a la vista, los muebles grandes empequeñecen las estancias. Trata de tener todo ordenado y pocos objetos.

-  Impersonalizar la vivienda, demasiados objetos personales distraen del objetivo que es el inmueble.

- Dejar al agente enseñar la vivienda en una primera visita. Los compradores están mucho más relajados cuando el vendedor no está. La presencia del vendedor en una segunda visita para explicar o abundar en las virtudes de la vivienda, sí que resulta de ayuda.

 

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